El altar más grande del mundo

Este fin de semana me tocó salir un poco de la ciudad y conocer otros lugares de mi querido estado. El motivo de nuestro viaje fue porque nos invitaron a una boda en un pequeño pueblo llamado Santa Rita, en el municipio de Ayotlán, Jalisco, donde nos divertimos mucho y disfrutamos de unas deliciosas carnitas.

Pasamos la noche ahí, en el único hotel que había y nuestros planes eran regresar tempranito, luego de desayunar, pero nos encontramos con que en ese lugar las 11:00 a.m. era demasiado tarde y se nos dificultó encontrar un buen lugar donde desayunar rico. A esas horas, a mí me hubiera parecido bien cualquier cosa con tal de que tuvieran café...

De regreso pasamos por Zapotlanejo, ciudad conocida como “la cuna del vestir”, pues hay muchísimas tiendas de ropa donde se surten los mayoristas. Habíamos escuchado que en este lugar se podía comprar ropa a precios muy bajos, así que ya que andábamos por esos rumbos, decidimos llegar a hacer alguna compra.

Yo andaba en busca de algunos jeans y una chaqueta, pero luego de entrar a un montón de tiendas, mi primera desilusión fue que casi ninguna disponía de probadores, y cómo vas a comprar un pantalón si no puedes ver cómo te queda? Así que esa posibilidad quedó descartada, pero entonces me enamoré de unas botas y las compré, y aquí viene la segunda desilusión: no aceptan tarjetas de ningún tipo. La tercera desilusión fue que casi la mayoría de los productos son importados de China, qué, qué???!!!! Y yo que pensé que se trataba de promover lo hecho en México y sobre todo, pensé que la ropa era hecha por manos de los nativos del lugar. Pero no... Luego encontramos una tienda donde había cosas hermosas, muy distintas a todo lo demás visto, con accesorios muy originales pero... no eran baratos. Al final, dimos con una tienda que ofrecía blusas muy bonitas, cuyo precio era menor de 100 pesos, donde me compré tres... Y así, ya a punto de irnos descubrimos algo muy interesante y que no esperábamos: un gran altar de muertos por demás original que el Gobierno Municipal en coordinación con las escuelas del municipio instalaron en la plaza principal de Zapotlanejo, y ya nomás con esto, para mí la visita valió la pena...

Tomé algunas fotos...

Llegando a casa me puse a investigar y supe que las autoridades de Zapotlanejo son de espíritu muy competitivo y les gusta imponer récords en diferentes rubros, así que este año decidieron montar “el altar de muertos más grande del mundo”, con el objetivo de contribuir a que la tradición del Día de Muertos siga siendo un festejo de carácter nacional que promueva los valores y tradiciones de la festividad. Pero además, este altar es más interesante porque está dedicado al Bicentenario y las calaveras son alusivas a los Héroes de la Independencia y Revolución Mexicana. Eso me gustó más...

El Cura Don Miguel Hidalgo

Doña Josefa Ortiz de Domínguez

Doña Leona Vicario

Doña Rita Pérez de Moreno

Don Porfirio Díaz

Pancho Villa

Una Catrina

Para crear este altar monumental se utilizaron:

19 Catrinas de 2.10 metros de altura
6 toneladas de flor de cempasúchil
1 locomotora de 6 metros de longitud
4 cañones
2 caballos
13 cruces de metal forradas de flor
120 cráneos
3 camiones de arena
1,200 kilos de caña
4,000 metros de plástico picado
3,000 mil ladrillos


El Día de Muertos es una celebración mexicana de carácter único en el mundo. El mexicano celebra la muerte como si se tratara de su madre o su patria. Recuerda a sus deudos a través de altares que hacen las veces de puentes comunicantes entre el más allá y el más acá. La muerte recuerda el peligro invisible y siempre acechante de la frontera ineludible, un choque de realidad que susurra al oído la precariedad y limitación de la existencia humana. Aquí a la muerte se le respeta, se le honra y se le venera. Pero en Zapotlanejo lo hacen en dimensiones monumentales.

Y cumpliendo con la tradición como cada año, así quedó el altar que montamos en la empresa donde trabajo...

Altar de Muertos de Aceros Corey