Después de tanta espera, Oasis por fin se presentó en la Arena VFG, donde esta vez fue mucho mejor nuestra experiencia desde el momento en que llegamos, todo ágil y sin contratiempos. Eso sin contar con que el estacionamiento fue cortesía de la casa.
Con gran expectativa por cómo se iba desarrollar ese magno evento, por momentos me preocupó el hecho de ver que la arena todavía lucía a la mitad de su capacidad faltando muy poco para las 8:30. Mi preocupación giraba en torno de que si las bandas internacionales no son bien acogidas en nuestra ciudad, dejarían de programar sus visitas, privándonos de su presencia.
Luego de localizar en la misma sección y en la misma dirección a nuestros amigos Carol y Hugo -aunque ellos en mejor lugar que nosotros- nos sentamos a esperar; mientras tanto, el joven de las cervezas me tentaba cada vez que pasaba. Pero el antojo se me fue cuando escuché el precio por un vasito del refrescante líquido: $65 pesos... que quéeeeeeeeee!!! Luego decidí que no eran tantas las ganas.
Con puntualidad inglesa se apagaron las luces cuando yo aún estaba disfrutando de mis churros con chile y limón, -eso sí no lo pude resistir- y los gritos y aplausos no se hicieron esperar; pero no... en el escenario no estaban todavía los hermanos Gallagher y compañía. Se trataba de un grupo desconocido para Iván y para mí -y para muchos de los presentes-, supongo. Dijeron llamarse The Secret Machines, y aunque no se escuchaban tan mal, luego de la segunda canción la gente comenzó a chiflar y abuchear, claro! ya no querían hacer más larga la espera y por fin ver en acción a su banda favorita. Los abucheos se detuvieron cuando de repente se escucharon los primeros acordes de una rola bastante conocida por nosotros: "Quisiera ser alcohol",sí! esa compuesta por el inigualable Saúl Hernández, el Jaguar Mayor, y fue muy grata la sorpresa de saber que una de las mejores bandas mexicanas traspasa de esa forma las fronteras. La versión no fue mala, pero me quedo con la original, aún cuando la voz de Saúl ya no es -por mucho- lo que alguna vez fue.
Y luego sucedió: A escena la imponente imagen de Liam y sus poses en el escenario, interprentando el repertorio elegido para la gira por México. Debo confesar que no disfruté como debiera de este concierto, ya que todo el tiempo la gente estuvo de pie y yo por mi estado no aguanté el cansancio luego de más de 10 horas de trabajo, así que tuve que tomar mi asiento por largos ratos y sólo escuchar y ver de vez en cuando la pantalla por un huequito, así como observar las caras de emoción de los ahí presentes, la mayoría de ellos -como Iván y yo- sólo moviendo la cabeza, brazos o pies, ya que muchas de las rolas eran del nuevo disco "Dig out your soul". La magia surgió impresionante cuando todo mundo coreó "Wonderwall". Así fue que pasamos un buen rato escuchando y conociendo en vivo a estos ingleses y su excelente música, librándonos de ser alcanzados por vasos con cerveza que empezaron a volar por toda la arena.
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